La verdad
sobre la mentira.
Siempre hablamos de ser sinceros, una relación
se basa sobre la sinceridad de cada uno de los integrantes, los amigos se deben
decir la verdad, ser sincero como primer paso en todo para que dure. Pero
realmente quieres saber la verdad, y si es así, por que duele. Porque rompe relaciones cuando uno le confiesa
al otro lo que realmente siente o piensa. Será que en realidad no estamos
preparados y que simplemente queremos oír lo que queremos.
Por ejemplo si un amigo/a te dice que está
harto de escuchar tus problemas pero que nunca escuchas los suyos, o que siente
algo por vos más que una amistad, que le cuentas algo que te importe y diga que
es una pendejada. Confesar a tu familia que no quieres que tu relación se
parezca a la de tus padres, que fuiste el segundo siempre en todo, que
necesitabas apoyo de ellos en tus momentos de flaquezas, que tus orientaciones
no son las que ellos, que alguien te defraudo, que hubo una traición que no
toleras. Hay mil cosas que cada uno de nosotros como mortales guardamos en la
caja de Pandora la verdad y no la queremos abrir.
Entonces, realmente pedimos sinceridad cuando
no lo somos. Que tire la piedra aquel que no tenga nada que esconder y puedo
asegurar que nadie se va a inclinar a tomar una piedra.
No digo que somos hipócritas que exigimos lo
que no damos, cada uno tendrá sus razones por las cuales no las dice. Tal vez
el miedo a la reacción del otro, por pensar que se pierde más ser sincero que
guardarse las cosas. No siempre hay que abrir la caja, talvez lo inteligente es
saber a quién darle la llave y con quien compartir las cosas y que eso sea
recíproco.
No estamos hecho para decir en verdad de lo que
sentimos, tal vez lo decimos en un momento de hartazgo pero por nosotros
mismos, cuando hay algo que nos incomoda tanto que no nos deja vivir y tenemos
que decirlo.
Hay veces que las mentiras bien guardadas que
no se dieron a conocer nunca, duelen menos que las verdades que se salieron a
la luz.
Será verdad la frase, “miénteme que me gusta” o
realmente quieres saber todo del otro y puedes poner todo en riesgo.
Con esto no quiero decir que queremos que nos
mientan en todo momento, pero pienso que para exigir algo tan fuerte como es la
sinceridad, debe tener el coraje de recibirlo y obviamente, ser sincero a la vez. Que sin
importar las consecuencias la verdad es más valiosa que una mentira.
Tal vez, sincerarse le sacas un peso al alma y
te sientes mejor con vos mismo. Pero si al decirlo pierdes a quien amas.
En pocas palabras, la verdad sobre la mentira
es que debemos evolucionar mucho como ser humano para que podamos vivir sin la
mentira.
Sebastián Lejona
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